viernes, febrero 12

Naturaleza-Mujer



La naturaleza es el templo de Dios:
la mujer es el sagrario que santifica el templo.

Quien adora a Dios en la mujer,
no necesita ir a ningún templo.

Para descubrir los misterios de la divinidad,
hay que penetrar en el corazón de la mujer.

Porque cuando Dios emanó de Si la naturaleza,
habitó en su corazón.

Quien no sabe amar a la mujer,
no sabe amar a Dios.

Dios quiere lo que la mujer quiere.

El hombre es mente que piensa,
la mujer es intuición que inspira.

Pensar es tener cerebro,
intuir es tener corazón.

El cerebro obra,
el corazón adivina.

El hombre es fuerza,
y la fuerza vence.
Ella es sabiduría,
y la sabidurÌa convence.

El hombre quiere destruir con venganza,
ella perdona con clemencia.

El hombre es el fuego divino.
La mujer es la que mantiene y mantedrá ese fuego en Èl.

El imperio del hombre es el despotismo,
el de la mujer la dulzura.

El despotismo endurece el corazón,
la dulzura lo ablanda.

El ordena,
ella suplica;
El es el tirano,
ella es el freno que modela sus impulsos.

El hombre se diviniza en la mujer,
ella manifiesta la divinidad en Èl.

El hombre es el rey de la creación,
la mujer es el más sublime de los ideales.

La mujer es el divino arte que no imita,
sino explica la divinidad con símbolos.

Dios es una palabra misteriosa,
La mujer es su significado.

Oh, divinas mujeres. ¿Cómo poder describirlas?
Veinte mujeres, veinte flores.
(CEMPOALXOCHITL)

Inocente Morales Teuctli