jueves, agosto 25

INOCENTE MORALES "El Temazcalero"



Entrevista con el anciano Teuctli el 13 de Junio 1994, por Karla Ruiz.
Fotos de Renato Ibarra.


La siguiente es una conversación realizada durante la ceremonia previa al temazcal, en la casa de Inocente, en Milpa Alta.



-¿De dónde proviene la tradición de los Temazcaleros?
-La tradición es milenaria. Se transmite de generación en generación y a veces no precisamente se le deja a un familiar el poder del conocimiento, el poder de hacer las cosas con voluntad, con fe. Por ejemplo, un servidor, tuve mis siete maestros, quienes me fueron amacizando; ellos sentían un lamento en su corazón porque ninguno de sus hijos quiso este camino. Este camino es muy dif'icil, es un camino donde hay que dejar todo: lo material y también lo familiar. No es que el hombre se quiera descuidar o quiera abandonar, sino que se dedica atender a sus demás hermanos. Si nosotros tenemos familia, cuatro o cinco, tenemos que multiplicar esas familias, por ejemplo ustedes que hoy nos visitan; son mis hermanos; son mis hermanos. Lo digo sin temor a equivocarme, porque en el rostro de usted veo la imagen de mi hermana. Porque en el rostro de mi hermano (señalando al fotógrafo), también estoy viendo a mi hermano. no podemos negarlo de ninguna forma, para nosotros no existe error, eso es lo de menos, para nosotros no nos interesa el figurar, lo que nos interesa es ser. El ser es lo mas importante en la vida.

-¿El Temazcal tiene sólo una función medicinal?


-El Temazcalli funciona de tres formas, como son las tres formas que tenemos el ser humano, en lo físico, mental y espiritual. En el temazcalli también se maneja el plano social, el de curación y el otro que es muy elevado, el espiritual. En lo social, porque todos merecemos ese temazcal y no solo la sudoración, nos tenemos que limpiar por dentro. El hombre para conocerse debe empezar por sí mismo. Conocer lo que llamamos el yo interno. ¿Quién soy? Cuesta trabajo hacer esto, pero si se reconoce, nada cuesta hacerlo. Porque ahí está la fe, la voluntad, ese es nuestro sentir, servir a nuestros semejantes.

-¿Es la sudoración del emazcalli la que pone en contacto con uno mismo, es el calor?

Irse conociendo con la disciplina, según como nuestros maestros nos van indicando, como un niño que empieza a caminar. Es como la flor, el árbol que da fruto, primero es un botón, luego una flor, se le caen los pétalos y de ahí viene lo mas sublime, lo que nosotros llamamos el contacto divino, con el polen, todo lo que tiene que esperar para convertirse en fruto, en semilla. Así nosotros estamos aquí para servir a nuestros semejantes.

-¿Desde cuando empezó su instrucción?

-Desde niño se dieron cuenta que tenía esa facultad, esa disposición. Mis maestros empezaron a llamarme, siempre me relacione con personas mayores. Escuchaba sus pláticas, primero como historias, luego se fueron convirtiendo realidad. Después me mandaban de aquí para allá a encontrarme con otros maestros de conocimiento, hemos comprobado muchas cosas. Para estar aquí,hay que haber pasado sufrimientos, hemos vencido la supervivencia, como cuando nos mandaban a la montaña sin ningún alimento. Para ver si de veras somos capaces de adaptarnos a la madre naturaleza, ahí están las pruebas del guerrero. De otra manera nos quedariamos estancados como el agua que no fluye, sólo crea bacterias, así también el hombre que no le gusta progresar, sólo crea conflictos, sólo brotan de su mente malos pensamientos para crear problemas. Pero nosotros seguimos este camino, camino de luz, paz y amor, el amor divino, el amor que siente el hombre para con sus semejantes.

-¿De qué manera se puede desarrollar el amor al prójimo?

-Quemando el ego. Limpiando nuestra ventana que son nuestros propios ojos para ver con claridad a nuestros hermanos. Dejar de juzgar, eso es limpiar.

-¿En su tradición creen en otra vidas?


-Nosotros creemos, como nuestros antepasados nos han legado las enseñanzas, de que el hombre nunca muere, es inmortal. Tenemos esta oportunidad de vivir aquí en la tierra, lo único que nos envuelve es la cáscara, pero nuestro cuerpo se va al seno de nuestra madre tierra. Y nuestro espíritu es lo que se va elevando y se entrega en otro lugar. Es inmortal, todo tiempo vive, por eso nuestros antepasados nos enseñaron que existe el inframundo, lo que hoy conocemos como los cuatro puntos cardinales, son los cuatro espacios, y el hombre tiene esa oportunidad. Como vemos nace nuestro padre sol cada mañana, así nace el hombre, así se va fortaleciendo, así como el hombre a puesto en la vida y en el tiempo primero los minutos, luego los segundos, las horas, los días, las semanas, los meses, años y siglos. Así nosotros vamos pasando, así como cumple nuestro padre el sol el mediodía , el atardecer y luego el anochecer. Lo que nos han legado nuestros antepasados, venerables ancianos, es entender qué es la noche y el día; si no veo eso, entonces sea la hora que sea, estaré siempre en la noche. No hay cielo no hay infierno, no existe nada. El cielo es el infinito; la tierra nuestra madre naturaleza, es la que nos da de comer sin pedirnos nada a cambio. Ella sí nos quiere, pero nosotros tan soberbios que la hemos envenenado, la estamos exprimiendo, sólo queremos sacar de ella partido, buenas cosas. ¿Y nosotros qué le damos, cuál es nuestro deber?, cuidarla, estar con ella.

primera parte de la entrevista.